Catedral de Burgos

En el siglo XIII, renovados aires arquitectónicos circulan por Europa. El obispo don Mauricio viaja a Francia y Alemania con motivo de las bodas de Alfonso VI y posteriormente de Fernando III, ordenando la construcción de un nuevo templo de mayores dimensiones.

Burgos, ciudad conquistada por el rey Alfonso III de León, fue elegida por Fernando I como capital, reforzando su estatus como desde episcopal a través de Alfonso VI y convirtiéndose de este modo en punto clave del Camino de Santiago. A todo ello se suman los enormes beneficios que le reportaba el comercio lanar castellano en su ruta hacia Bilbao. Durante el reinado de los Reyes Católicos, Burgos conoció su época de mayor auge económico gracias al comercio lanar.

A finales del siglo XVI, la ciudad inicia su decadencia, concretamente a partir de 1575, a raíz de la ruptura económica en el eje comercial Medina del Campo - Amberes, lo que motivó la ruina de las exportaciones laneras. A lo que se deben añadir las guerras con Flandes, el descubrimiento de América, el progresivo centralismo monárquico en Madrid y las pestes que asolaron la ciudad, diezmando la población. En el siglo XVII Burgos permanece prácticamente deshabitada. No fue hasta la llegada del Despotismo Ilustrado, a finales del siglo XVIII, cuando la ciudad comienza a recuperar su antiguo esplendor. Durante todo el siglo XIX queda relegada a centro de comercio agrícola.

En la guerra Civil española (1936 - 39), Burgos se convirtió en la capital del recién creado Gobierno Nacional y durante todo el siglo XX ha ido recuperando su poder industrial, especialmente en la década de los 60.