Zamora

Muy cerca de Portugal y en pleno curso medio del Duero se encuentra Zamora. Una ciudad castellanoleonesa que conecta Galicia con Madrid y el territorio portugués con el español.

La ciudad fue fundada en la Edad de Bronce, aunque alcanzó gran importancia con la llegada de los pueblos celtas en torno al siglo VIII a.C. El núcleo se redujo a la zona que hoy ocupa el Castillo, algo que se prolongaría en época romana. Algo muy popular y conocido es que en el entorno de Zamora se desarrolló una gran resistencia frente a la invasión romana. Una resistencia encabezada por el caudillo conocido como Viriato, al cual se ha dedicado una estatua en la actual ciudad.

Ya durante la Edad Media, la ciudad pasó de manos suevas a musulmanas. Durante este periodo recibió el nombre de “Semurah”. El dominio andalusí duró realmente poco más de un siglo, pues Alfonso II de Asturias tomó la ciudad en el 893, iniciando un proceso de repoblación. En los siguientes siglos Zamora fue de vital importancia para el Reino de León, siendo un punto estratégico para las operaciones militares en el sur. A la vez que se avanzaba en la conquista la ciudad fue perdiendo importancia. Zamora volvería a recuperar cierta relevancia a finales del siglo XIX, siendo un punto de paso y conexión en la península de gran importancia.

La historia de Zamora ha determinado que sea uno de los mejores lugares en los que contemplar arte románico. En total, la ciudad posee más de veinte edificaciones de este tipo. El ejemplo más representativo es el de la Catedral. También cabe mencionar el Castillo, en el que también se aprecia el arte románico a la vez que una serie de elementos defensivos que nos recuerdan la importancia militar que tuvo en su día la ciudad. De hecho, aún es visible un tramo de sus antiguas murallas, algo bastante espectacular.

Zamora es también un lugar para disfrutar del Duero, que conforma una ribera de más de 5 km y en el que se pueden presenciar diferentes especies de animales a la vez que construcciones como el puente de piedra, el de hierro o el del ferrocarril.

Cabe mencionar también la belleza de la ciudad durante festividades como la Semana Santa. En estos días las procesiones son comunes, destacando la del Cristo de la Buena Muerta, que no deja a nadie indiferente.