Teruel

En las proximidades de la ribera de los ríos Guadalaviar y Alfambra se encuentra la ciudad de Teruel. Capital de la provincia homónima, la ciudad destaca entre otras cosas por su centro histórico.

Los orígenes de Teruel se remontan a tiempos de los celtíberos, es decir, antes del siglo II a.C. De esta época data el yacimiento del Alto Chacón. Previamente, parece ser que pudo existir una población de la que no han quedado restos pero que los fenicios denominaban como “Thorbat” o “Thorbet”. De este periodo son pocos los restos dentro del actual término municipal que han llegado a la actualidad.

Con la llegada de los árabes a la península la actual Teruel pasó a denominarse “Tirwal”. Al parecer no existía una ciudad como tal, pues no se han encontrado restos, más bien era una zona de fortificaciones defensivas. En 1171 Alfonso II de Aragón tomó Tirwal con el objetivo de reforzar su control fronterizo. Ese mismo año nace la ciudad de Teruel, poniéndose en marcha un proceso de repoblación de la misma. Desde este momento, la zona comienza a desarrollarse y expandirse tanto en lo poblacional como en lo urbanístico. Posteriormente la ciudad vivió una serie de insurrecciones contra las políticas del gobierno hispánico, como por ejemplo las que tuvieron lugar durante el reinado de Felipe II en el siglo XVI. Ya en tiempos contemporáneos, Teruel fue el escenario de una de las batallas más duras de la Guerra Civil. El resultado de la misma fue la destrucción total de buena parte de las edificaciones.

De toda esta historia han llegado a la actualidad diferentes construcciones de gran valor patrimonial. Por ejemplo, la Catedral de Santa María de Mediavilla, que nació como una iglesia románica y acabó convirtiéndose en un recinto catedralicio de estilo gótico. Esta construcción fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986. También son de bastante relevancia Iglesia de San Pedro y la Iglesia y Torre de San Martín, de estilo mudéjar en ambos casos.

En la actualidad Teruel es sin duda una ciudad por descubrir, que cada vez atrae a un mayor número de turistas gracias a su puesta en valor y a la mejora de las conexiones. Destaca por su patrimonio mudéjar pero también por su gastronomía. Sus platos típicos, ofertados en numerosos bares y restaurantes, se basan en el cerdo, el cordero y animales de caza como el conejo o la perdiz.